LOS HIJOS DE LAS ‘NUEVAS FAMILIAS’
“Hermanos cada 15 días” es
un libro que proporciona ideas para convivir y claves para resolver los
problemas que afrontan los padres y los hijos de las nuevas familias.
Todo empieza cuando una madre o
un padre deciden separarse y formar otra familia. Quizá la nueva
pareja aporte hijos, quizá nazcan otros de esta unión. ¿Pueden
los integrantes de la nueva agrupación familiar seguir funcionando
como una familia tradicional? ¿Qué aspectos les hacen diferentes?
¿Es posible crear vínculos
entre hermanos y hermanastros? ¿Y entre padrastros e hijastros?
¿Cómo sobrellevan los hijos una situación que ellos
no han elegido? ¿Cuál es el papel que deben asumir los padres
y madres biológicos? ¿Y los no biológicos?
Hermanos cada 15 días responde
a estas y otras preguntas, proporcionando ideas para convivir y claves
para comprender cómo viven el tránsito y la adaptación
tanto los hijos propios como los de la pareja encuentren "su" lugar en
la nueva agrupación familiar, un gran desafío cuando no hay
modelos sociales a los que mirar.
La autora, Nora Rodríguez
es argentina y ha sido una de las pioneras en el estudio de la violencia
escolar con libros como Guerras en las aulas y Stopbullying (RBA) que han
sido traducidos a otras lenguas. Es autora de ¿Hablas de sexo con
tu hijo?, ¿Quién manda aquí? y Educar desde el locutorio.
Además, es profesora de formación docente del Campus Universitario
de la Mediterránea.
Para escribir el libro, la autora
ha entrevistado a un centenar de personas. En la actualidad, sólo
en España, las segundas o terceras reagrupaciones familiares alcanzan
casi las 500.000. Aún así la ‘tradicional’ sigue teniendo
mucho peso, con lo que es evidente que la sociedad sabe muy poco respecto
de cómo tratar a los niños en las nuevas constelaciones de
familias.
Según la autora, después
de la separación, cuando se forma una segunda familia, una familia
reconstituida, lo peor que ésta puede hacer es querer funcionar
como una tradicional. Los hijos de las ‘nuevas familias’ deben encontrar
su lugar, uno preferente. Ellos se enfrentan a una situación que
no han elegido, que no saben afrontar e incluso pueden sentirse culpables
de la ruptura, por lo que la labor de ayuda de los padres es esencial.
El papel de los padres, en cualquier caso, es determinante, en especial
el del biológico, que funciona como bisagra entre las dos familias.
Las familias reconstituidas tienen
que aprender que son diferentes porque sus miembros no tienen una historia
en común. Los padres deben poner, en primer lugar, las necesidades
de los hijos sin dejar de lado sus deseos. Es importante que éstas
encuentren una identidad propia hecha de retazos de historia de cada uno
de sus integrantes, lo que les permitirá un mejor funcionamiento”.
Además, en las ‘nuevas familias’
están las madres y madrastras, padres y padrastros, hermanos y hermanastros…
Múltiples miembros que imponen su razón, ante lo que la pedagoga
aconseja que “no haya rivalidades, especialmente entre los padres biológicos,
y que los padrastros y madrastras ayuden a seguir las normas a los que
los niños y adolescentes están acostumbrados”.
Ser padre o ser madre en una ‘nueva
familia’ va más allá de lo exclusivamente biológico,
implica desarrollar una gran capacidad de cuidado y protección,
tratar con niños que han aprendido a alejarse de personas a las
que amaban profundamente y aprender a establecer nuevos vínculos
y relaciones, subraya en el libro.
“Hoy día ser padres es tener
un alto nivel de parentalidad social, lo que implica cuidado, atención,
afecto, educación, límites... Se puede ser padre biológico
y carecer de todo esto, entonces el niño se sentirá abandonado.
Lo biológico, permite que haya lazos espontáneos, pero no
es garantía de nada si no se trabaja desde la parentalidad”.

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