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SER PADRES.

FAMILIAS DE DIVORCIADOS.

Con tus hijos y con los míos. Padrastros y madrastras. Si un padre o una madre ve infelices a sus hijos, lo demás no importa, todo estará terminado.

Según datos recientes, ya un 20% del total de "familias" en Europa son familias recompuestas. Entre otros tipos de familia, como las monoparentales o las de dos padres del mismo sexo, destacan sobre todo las familias reconstruidas en las que un hombre y una mujer se reúnen y traen los hijos de matrimonios anteriores.

En la mayoría de los casos los padres y padrastros quieren formar una nueva familia, un lugar donde todos se sienten acogidos y en casa. Todas estas familias corren por ciertas fases: 

En casi todos los casos la nueva pareja tiene demasiados deseos, exigencias e ideas. 

Casi siempre quieren que la familia funcione en armonía y que el padrastro o la madrastra pueda sustituir al padre biológico. Pero al poco tiempo se tienen que enfrentar con problemas, decepciones y fracasos. 

Este caso es más común en las madrastras, que se entregan con mucho sacrificio y voluntad, para verse, muchas veces, enfrentadas con el rechazo, la obstinación y desafíos por parte de los niños. En la mayoría de los casos los niños desean que el padre biológico regrese a la familia o que el padrastro o la madrastra no asuman el papel del padre o madre que falta. 

En una segunda fase las partes se dan cuenta de la contradicción de los deseos y de la realidad.

La tercera fase viene cuando tanto padres, padrastros y niños son concientes de las necesidades de los otros. Se ve la situación con mayor realismo y se notarán las particularidades de la familia.

En la última fase, y solamente ahí, se podrán solucionar conflictos y las personas se acostrumbarán los unos a los otros. Entonces, y después de este proceso importante se desarrollará el cariño y el padrastro o la madrastra encontrarán su sitio. 

Hay muchos factores que influyen el “crecer juntos” y que pueden dar resultados o problemas diferentes.
 

  • Los niños muy pequeños o bebés suelen acostumbrarse más rápido y mejor al nuevo padre o a la nueva madre que mayores. Más conflictos puede contraer el hecho de un piso nuevo, un ambiente nuevo y siempre necesitan tiempo para desarrollar confianza. 
  •  Los niños pequeños (2-6) muchas veces se creen culpables de la separación de sus padres. Lo más importante será quitarles esta falsa creencia y el sentimiento de culpabilidad que puede causar trastornos en los niños pero, en todo caso, el padrastro o la madrastra no se deben sentirse afectados personalmente.
  • Los que llevan peor la situación son los niños de entre 6 y 12 años. Se ven en una situación en que tienen que “elegir” entre un padre y el otro. Será imprescindible mantener el contacto con el otro padre biológico y darles la seguridad de que no tienen que “elegir” entre  el padre y el padrastro o la madre y la mujer nueva de papá. 
Demasiada entrega y demasiado cariño por parte del padrastro puede causar rechazo en el niño porque antes se tiene que formar una relación propia con el miembro nuevo de la familia. En esta primera fase no se debe pedir demasiado a los niños. Cuando los niños y el padrastro hayan llegado a conocerse mejor y cuando hayan cogido cierta confianza, entonces el padrastro puede asumir ciertas tareas de la educación. Muchas veces, para no preocupar al padre biológico, el niño finge de no tener problemas con el padrastro 

Los adolescentes ya razonan y van a entender la necesidad de los padres de unirse de nuevo de una forma más feliz. Al mismo tiempo se encontrarán en una época en la que no se puede impedir que no acepte otra autoridad nueva en el padrastro. 

En cada caso hay que ver que los niños tienen el derecho de expresar sus ideas y que ellos pueden influir en la relación con el nuevo miembro. Su opinión es tan importante como la de los adultos. La familia necesita tiempo para crecer, de crear contactos entre ellos. Los niños no van a hacer caso al padrastro/ a la madrastra si no confían en él o ella. Lo más importante será el respeto mutuo entre el padrastro y los niños y hablar, negociar y dejar colaborar a los niños. 

Pero el padrastro o la madrastra no deben olvidar que los niños son niños. Que los niños no comprenden las cosas como los adultos, que incluso pueden ver al padrastro/madrastra como el culpable de una separación. Sea como fuere, los niños siempre tienen razón. Si un padre o una madre ve infelices a sus hijos, lo demás no importa, todo estará terminado.
 
 

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