¿Y AHORA QUIÉN CUIDARÁ DE NOSOTROS?. 

Un día cualquiera.

El tráfico es infernal. El día ha sido terrible, la última reunión interminable y lo peor la cara de su jefe cuando salió por la puerta tan pronto. El hombre se impacienta, intenta esquivar los coches sin éxito. Llama de nuevo al colegio. El tráfico es infernal, llego en quince minutos, disculpen. Media hora después vuelve a llamar, estoy llegando, perdonen, el tráfico es infernal.

Llega al colegio. Le abre la puerta un gesto displicente. Lo siento, dice el hombre. No volverá a pasar. El tráfico es infernal.

El hombre abraza a una niña pequeña que está llorando. Papá llegas tarde otra vez. 

El tráfico es infernal. El hombre se sabe solo. El tráfico es infernal. El hombre se sabe solo.

Llegan a casa y en silencio preparan la cena. La niña le mira y le dice: ¿y ahora quién cuidará de nosotros?. 

No estamos solos. No estamos solos. 

Nos tenemos el uno al otro. 

El tráfico es infernal. El hombre se sabe acompañado.

No la vemos pero no estamos solos. El tráfico es infernal. 

La veo cada vez que te miro a los ojos. 

La niña repite ¿y ahora quién cuidará de nosotros, papá?.