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LOS NIÑOS SON MÁS
INTELIGENTES.
La media del coeficiente intelectual
de los niños españoles se ha incrementado
Tal incremento intelectual en los
niños españoles se debería a mejora de la alimentación
y de la higiene. Esto es lo que concluye un riguroso estudio realizado
conjuntamente por dos profesores de la Universidad de Barcelona y uno de
la Universidad Autónoma de Madrid, el cual ha sido publicado recientemente
en una prestigiosa revista científica.
La media del coeficiente intelectual
de los niños españoles se ha incrementado entre un 15 y un
17% en los últimos 30 años, fruto de las mejoras en nutrición,
higiene y asistencia médica que ha experimentado nuestro país
en las últimas décadas. Curiosamente, este porcentaje es
muy similar al incremento de estatura de la población española
durante el mismo periodo.
Son éstas las conclusiones
de un estudio publicado recientemente por la revista científica
norteamericana Intelligence, elaborado por los profesores de psicología
de la Universidad de Barcelona, Antonio Andrés Pueyo y Josep Maria
Lluis Font, y el investigador de la Universidad Autónoma de Madrid,
Roberto Colom.
El estudio analiza las pruebas de
inteligencia realizadas en Barcelona a 275 niñas de 7 años,
de diferentes estratos sociales, en el año 1999. Los resultados
han sido superiores en 10 puntos a los conseguidos en un estudio idéntico
hecho en 1970 a otro grupo de 459 niños. “Es un incremento nada
despreciable porque es similar a lo que se puede encontrar en poblaciones
adultas”, afirma Antonio Andrés Pueyo, profesor del Departamento
de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de
la UB. En 1970, la puntuación media era de 50,35, y 30 años
después se situó en 54,8.
Los investigadores barajan dos hipótesis
para explicar el hecho, según explica el profesor: “Una es lo que
podríamos definir como influencias culturales educativas, es decir,
la mejora en la extensión y la calidad de la enseñanza, que
lleva actualmente a una población mucho más extensa que en
los años 70, o también, en una segunda hipótesis,
el hecho de que las condiciones de desarrollo, la atención prenatal,
la mejora de la dieta infantil y, especialmente, la higiene sociosanitaria
que tienen los bebes actualmente, ha ayudado a estos importantes crecimientos
de la capacidad intelectual. Nosotros nos adherimos a esta segunda hipótesis,
dado que estos grupos han tenido realmente una mejora sociosanitaria mucho
más relevante en los últimos 30 años”.
Desde que nacemos, tanto hombres
como mujeres experimentamos sensaciones sexuales. Pero en estos primero
años la sexualidad se reduce a descubrir los propios órganos
sexuales, “la genitalidad se manifiesta como un juego en el que se investigan
los cambios corporales y las distintas reacciones reflejas. No existe el
autoerotismo como tal, sino curiosidad por los mecanismos del propio cuerpo”,
comenta Raúl Padilla.
Relaciones con el sexo opuesto:
aunque en sus primero años los niños prefieren jugar con
compañeros de su mismo sexo, sienten curiosidad por lo que les diferencia
sexualmente de las niñas, lo que les lleva a practicar los típicos
juegos de ‘médicos’. Pero de sentirse atraído por alguien,
lo harían por un adulto. Para el doctor Padilla “dependiendo del
entorno y de su personalidad, así se manifestará sexualmente
el niño. Por ejemplo, en caso de conflicto no resuelto con madre
sobreprotectora, el niño se identifica con el adulto masculino de
referencia idealizándole, y fantasea con un ideal femenino de cariño
y cuidado, personificado en una mujer inalcanzable, no es raro que sea
una profesora”.

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