¿SON SEGUROS LOS COLEGIOS?

Los profesores reciben amenazas y están indefensos. El acceso a los colegios “violentos” no está vigilado.

Recientemente, en un pueblo andaluz, cuatro chicos, de unos 12 a 14 años, irrumpieron  en un colegio armados con bates de beisbol e intentaron agredir a un alumno del centro, fue entonces cuando se interpuso una profesora que se libró de milagro.

Se trataba de un ajuste de cuentas. Un alumno había pegado a otro adolescente y sus amigos no tuvieron mejor idea que aparecer en el colegio e interumpir las clases para ajustar cuentas.

Lo más grave es que los atacantes no eran alumnos del colegio pero que entraron libremente y se fueron sin ningún problema.

Los profesores están atemorizados. “Nos rompen los cristales de los coches aparcados dentro del centro, y rallan la pintura. Hemos pedido miles de veces un vigilante pero nos hacen ni caso.”.

Por otro lado las sanciones a los menores son simbólicas, lo que aumenta la indefensión de los profesores que saben que su coche o ellos mismos sufriran la venganza. El Juzgado de Menores de Córdoba ha condenado a un alumno de segundo de ESO a 75 horas de trabajos sociales y a tres fines de semana "de permanencia en su domicilio" por un "delito de atentado y una falta de lesiones" contra un profesor. 

Según relata la sentencia, el acusado mantenía "junto a otros compañeros un comportamiento inadecuado durante la clase del profesor". El alumno estaba "molestando y alterando el ritmo normal" y "adoptó una actitud insultante y de menosprecio" hacia el docente. El profesor dijo al alumno que abandonara el aula y el chico, según considera probado la sentencia, respondió "que no se iba porque no le salía de la polla o expresión similar". El profesor "agarró" al alumno por el brazo "para obligarlo a salir" y el chico le golpeó dos veces "en el pecho causándole lesiones leves".

El docente salió del aula y el alumno, ya en la portería del centro, "caminaba delante del profesor amenazando e insultándole". Según la sentencia, tras los hechos, el profesor tuvo que estar de baja por depresión y ansiedad.

Además, el magistrado sostiene en su sentencia que no hubo "extralimitación alguna en la actuación del profesor". Según su razonamiento, "el menor está sujeto a la obediencia o disciplina del profesor que imparte las clases en cada momento (...) por lo que está obligado a salir de clase" si lo ordena el docente. Además, se sostiene en la sentencia, "la ley posibilita que se ejecute la orden [del profesor] por la fuerza, empleando para ello lo indispensable, como fue el caso".

Casi siempre se justifica este tipo de conductas violentas en familias desestructuradas, pero no siempre es cierto, como demuestran casos recientes, como las palizas a mendigos o la violencia con una niña con síndrome de Down. Pero si fuese así ¿quién protege al resto de las manzanas sanas?