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SEXUALIDAD  

ORGASMO FEMENINO. ¿DERECHO U OBLIGACIÓN?

Una vez que tuve un orgasmo el psiquiatra me dijo que “no era el correcto", decía Diane Keaton en la película Extraños Amantes de Woody Allen.


Danae 
1907 Gustav Klimt  (1862 - 1918) 
Galería Welz - Salzburgo  

Por un lado, antes se creía que las mujeres "decentes" no debían tener ningún interés en el sexo, que el placer era sólo para los varones. Por supuesto, eso no es justo ni correcto, quién duda hoy en día del derecho de la mujer a disfrutar el sexo, al igual que los hombres. 

Por el otro lado, ahora muchas mujeres sienten que llegar al orgasmo se ha convertido en una obligación más, y si no lo alcanzan siempre, no son "mujeres de verdad". Algunas incluso prefieren fingir el orgasmo, en vez de plantearle a su compañero que no lo han experimentado. Eso tampoco favorece el bienestar de la mujer, ni su relación de pareja. 

¿QUÉ ES UN ORGASMO? 

Según la Enciclopedia de la Sexualidad, el orgasmo es una experiencia intensa y muy placentera, tanto en lo físico como en lo emocional. Además, dice que no es necesaria la penetración para llegar al orgasmo. 

Mujeres y hombres pueden tener orgasmos a través de la estimulación manual u oral, o sea, con la boca, con la lengua y los labios de la otra persona. 

También hay quienes han tenido orgasmos durante los sueños eróticos (que se conocen también como "sueños mojados"), por el coito o unión sexual y por cualquier otra forma de estimulación sexual. El orgasmo no es exigido. 

EL ORGASMO FEMENINO.

La verdad es que cada mujer vive y siente de diferente forma el placer sexual y el orgasmo. No hay una norma que determine qué es lo correcto. Una puede preferir las caricias y la ternura al orgasmo, y está en su derecho. No tiene por qué sentirse menos que nadie. 

El asunto es diferente cuando la mujer sí quiere tener un orgasmo y no lo consigue, en este caso vale la pena buscar la manera de hacer cambios. 

En el placer sexual no hay recetas que sirvan para cualquier ocasión. Lo que a una mujer le encanta, a otra quizá no le agrada para nada. 

Eso de creer que "si él (ella) me amara de verdad, sabría qué es lo que me gusta", es una ilusión. Nadie es capaz de darse cuenta de lo que sucede sin que se lo digan. 

LA COMUNICACIÓN ES VITAL 

Para poder discutir sobre el sexo, es vital tener buena comunicación con nuestra pareja y decirle con sinceridad qué sentimos y queremos. Muchas mujeres no se atreven a hablar porque temen que sus compañeros piensen que ellas son unas sinvergüenzas. 

Por cierto, aún hay personas con este criterio, pero la mayoría de los hombres prefiere que su compañera también goce la relación sexual. Sólo que a veces no tienen idea cómo lograrlo y les da pena preguntar, ya que, supuestamente, los hombres "siempre saben". 

Mejorar la comunicación ayuda a resolver muchos problemas que se dan en la familia, incluyendo las dificultades sexuales. Pero "comunicarse" no significa hablar por hablar, sino escuchar, comprender y negociar con la pareja. 

LOS MITOS.

Una vez que tuve un orgasmo el psiquiatra me dijo que “no era el correcto", decía Diane Keaton en la película Extraños Amantes de Woody Allen.

Esta declaración, que hemos escuchado risueñamente en la obra de Woody Allen, no representa una excepción. Hay otras frases frecuentes con que las mujeres se refieren a su excitación sexual y a su orgasmo: soy muy lenta, o no siento.  La afirmación de la lentitud aparece por comparación con la respuesta de su compañero masculino a la que consideran un "modelo".

Con la insensibilidad, ocurre otro tanto: disfrutan menos con la genitalidad que con el resto del cuerpo; cuando se confrontan con los varones, observan que en general a ellos les sucede lo contrario.

La Sexualidad Femenina no puede ser evaluada ni entendida con las reglas de la masculina. 

En el varón, coincide con la acción de la emisión eyaculatoria, necesaria para reproducirse. 

En las mujeres, el orgasmo es absolutamente independiente del ejercicio de la procreación; por lo que la búsqueda del mismo tiene un fin exclusivamente placentero.

Durante mucho tiempo se afirmó erróneamente, que la maduración sexual de las mujeres consistía en el progresivo traslado de la zona de excitación y reflejo del orgasmo del clítoris a la vagina. Sigmund Freud, fue el que sostuvo que el orgasmo producido por estimulación clitoral era "infantil", mientras que aquél desencadenado por el coito, llamado 'vaginal', era el considerado "adulto". Horas y años de diván, indujeron a las mujeres a pensar que lograrían su adultez ("un bien adquirible"), sólo cuando consiguieran el llamado orgasmo 'vaginal', es decir aquel producido durante la cópula pene-vagina.

Tiempo después, con William Masters y Virginia Johnson, durante la década del sesenta, y su investigación en vivo de cientos de mujeres y varones, se descartó la hipótesis anterior de los dos orgasmos (uno infantil y clitoral y otro maduro y vaginal). A partir de entonces la Sexología sostuvo que "existe un sólo orgasmo femenino que se produce siempre que se estimule adecuadamente el clítoris".

Alfred Kinsey (1953) y Masters y Johnson (1966) consideraron que la vagina exhibe escasa sensibilidad para la estimulación, y atribuyeron buena parte de la excitación sexual de la mujer a la estimulación directa o indirecta del clítoris. Dicha estimulación puede producirse como resultado de la manipulación directa: manual u oral, o bien de manera indirecta, como resultado de la presión del órgano sexual del varón (en el caso de un coito heterosexual), de la penetración digital (en prácticas homo o heterosexuales) que al igual que en el caso del frotamiento del hueso del pubis sobre estructuras anatómicas, afectan mecánicamente al clítoris propiamente dicho.

No obstante, la práctica clínica nos ha demostrado que hay mujeres que obtienen el orgasmo por estimulación de otras zonas (algunas consideradas "contra natura").

CADA MUJER ES DIFERENTE.

La manera de disfrutar (y de no disfrutar) de la sexualidad difiere mucho de una mujer a otra, e incluso, tomadas individualmente, es posible que su pauta característica de goce varíe a lo largo de una serie de contactos sexuales.

Las pautas de goce pueden variar en cuanto a si se sienten o no enamoradas, al grado de reciprocidad existente, a si juegan a favor o en contra de alguna norma o prohibición establecida, pero también difiere respecto a la frecuencia, las modalidades de juego erótico, los estilos de estimulación corporal propios y ajenos, etc.

Todo muy complicado para los hombres, pero deje ya de preguntar ¿has llegado?. A ellas les suena a pregunta de examen. Aprenda a escuchar.
 

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