|
HISTORIA - ARTE / Curiosidades
históricas. |
SIESTAS CON IPSITILA
La siesta de Catulo. "Siempre
te amaré, dulcísima Ipsitila, mi delicia, mi mayor tormento”.
La siesta es el primero de los derechos
humanos y además está la otra siesta, la del poeta romano
Catulo, que seguramente es otro derecho, aunque éste es más
humano.
Te amaré, mi dulce Ipsitila,
mis delicias, mis encantos:
manda que a ti venga yo a la siesta,
y, si lo mandaras, aquello ayuda:
que ninguno atranque del umbral la tablilla
o que a ti no te agrade fuera salir,
sino en casa te quedes y prepares para nos
nueve continuos placeres.
Ipsitila era la amante del poeta
Catulo, a quien él invitaba a pasar la siesta. Incluso ofrecía
en su poema nueve revolcones, pero no todos los poemas dicen la verdad,
así que Ipsitila se le escapó con otro, que ni siquiera era
el marido, sino otro Catulo.
A la vista de estos resultados todas
las versiones de este poema, que son muchas a lo largo de los siglos, nunca
han pasado de cuatro revolcones y seguro que seguirán bajando hasta
sustituir la siesta por un cafetito.
Pero lo que nos importa de esta
siesta es que cuando ella se fue, cuando ya no hubo más siestas,
Catulo se supo despedir:
“Siempre te amaré,
dulcísima Ipsitila, mi delicia, mi mayor tormento. ...”
|
|