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SER PADRE.

SECUELAS DE LA SEPARACIÓN O DIVORCIO.

Las preferencias de los niños, el Síndrome de Alienación Parental (SAP).

En la actualidad, cuando se produce la ruptura de una pareja con hijos, la madre es, en un porcentaje alto de los casos, quien acaba teniendo la custodia del menor.

Antes de conceder la custodia compartida, el titular del juzgado analizará ciertos requisitos obvios, como los deseos de los hijos, la disponibilidad de los progenitores, la ubicación de sus domicilios, sus horarios o los medios económicos de los que disponen. Además, exigirá el llamado plan de parentalidad, donde padre y madre exponen al juez por escrito de qué modo pueden ejercer esta custodia compartida (disponibilidad de tiempo, etcétera).

Llama la atención que un colectivo mixto de padres y madres separados de Valencia alerte sobre el recurso, en algunos casos, de las denuncias falsas por parte de uno de los progenitores con el propósito de alejar a la otra parte de los niños y aluden a un fenómeno cada vez más frecuente en estos menores y es el Síndrome de Alienación Parental (SAP). 

En el caso de las custodias monoparentales, los niños tienen la sensación de que un progenitor es de primera categoría y el otro de segunda, lo que acaba induciéndolos a la larga a rechazar al progenitor que no tiene la custodia.

Este colectivo insiste en que la custodia compartida es el "único modelo de custodia que evita este sufrimiento en los hijos y además permite que tanto el padre como la madre participen de igual manera en las decisiones que afectan a los menores".

SÍNDROME DE ALIENACIÓN PARENTAL (SAP).

En su libro "Protecting your children from parental alienation", el Dr Douglas Darnall describe el progenitor alienador como producto de un sistema de ilusiones, donde todo su ser se orienta hacia la destrucción de la relación entre sus hijos y el otro progenitor.

Para el progenitor alienador, el tener el control total de sus hijos es una cuestión de vida o muerte. No es capaz de individualizar (de reconocer en sus hijos unos seres humanos separados de él).

El progenitor alienador no respecta las reglas y no tiene costumbre de obedecer las sentencias de los tribunales. Presume que todo le es debido y que las reglas son para los otros. 

El progenitor alienador es a veces sociópata y sin conciencia moral. Es incapaz de ver la situación desde otro ángulo que no sea el suyo, especialmente desde el punto de vista de los hijos. No distingue la diferencia entre decir la verdad y mentir. 

El progenitor alienador busca desesperadamente controlar el empleo del tiempo de los hijos cuando están con el otro progenitor. Dejar salir sus hijos es como arrancar una parte de su cuerpo. 

El progenitor alienador es muy convincente en su desamparo y en sus descripciones. Muy a menudo la gente implicada llega a creerle (policía, asistentes sociales, abogados y mismo psicólogos). 

El progenitor alienador finge de manera hipócrita su esfuerzo en empeñarse para que los hijos visiten al otro progenitor. 

El progenitor alienador no es nada cooperativo y ofrece una gran resistencia al examen por un experto independiente, quien podría destapar sus manipulaciones.

Durante una evaluación el progenitor alienador puede mostrar fallos en su razonamiento. Este se basa en mentiras y ilusiones, y a veces llega al absurdo y a lo increíble. 

El progenitor alienador sostiene al hijo con sus propias alegaciones sin mirar su grado de inverosimilitud. 

Cuando se descubre la presencia de paranoia, la víctima del sistema se limita al progenitor alienado. Durante los litigios, la paranoia se extiende a los que defienden al progenitor alienado (padres, abogado).
 
LOS COMPORTAMIENTOS CLÁSICOS DE UN PROGENITOR ALIENADOR 

Se observan a menudo los mismos comportamientos en el progenitor alienador, quien sabotea la relación entre los hijos y el otro progenitor:  
 

1. Rehusar pasar las llamadas telefónicas a los hijos.  
2. Organizar varias actividades con los hijos durante el período que el otro progenitor debe normalmente ejercer su derecho de visita.  
3. Presentar al nuevo cónyuge a los hijos como su nueva madre o su nuevo padre.  
4. Interceptar el correo y los paquetes mandados a los hijos.  
5. Desvalorizar e insultar al otro progenitor delante los hijos.  
6. Rehusar informar al otro progenitor a propósito de las actividades en las cuales están implicados los hijos (partidos deportivos, actuaciones teatrales, actividades escolares...)  
7. Hablar de manera descortés del nuevo cónyuge del otro progenitor.  
8. Impedir al otro progenitor el ejercer su derecho de visita.  
9. "Olvidarse" de avisar al otro progenitor de citas importantes (dentista, médico, psicólogo...)  
10. Implicar a su entorno (su madre, su nuevo cónyuge...) en el lavado de cerebro de los hijos.  
11. Tomar decisiones importantes a propósito de los hijos sin consultar al otro progenitor (elección de la religión, elección de la escuela)  
12. Cambiar (o intentar de cambiar) sus apellidos o sus nombres.  
13. Impedir al otro progenitor el acceso a los expedientes escolares y médicos de los hijos  
14. Irse de vacaciones sin los hijos y dejarlos con otra persona, aunque el otro progenitor esté disponible y voluntario para ocuparse de ellos.  
15. Contar a los hijos que la ropa, que el otro progenitor les ha comprado, es fea, y prohibirles de ponérselo.  
16. Amenazar con castigo a los hijos si se atreven a llamarle, a escribirle o a contactarse con el otro progenitor de la manera que sea.  
17. Reprochar al otro progenitor el mal comportamiento de los hijos.  

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