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EL VIAJERO. Geografía
íntima. |
NEL BLU DI PINTO DI BLU
Una terraza con vistas y el moro
de Florencia.
Aquel hotelito junto a la Plaza
della Signoria ya había sido posada en el siglo XIV. En las habitaciones
había frescos originales y vidrieras antiguas, pero al viajero sólo
le importaba la terraza y mirar la plaza en forma de “L” que debe su nombre
al Palacio planeado por Arnolfo di Cambio en 1298, hasta que el gran duque
y su familia decidieron desplazarse al nuevo Palazzo Pitti en 1565, Palazzo
della Signoria, que empezó a llamarse Palazzo Vecchio.
La visión de la torre del
Palazzo le traía recuerdos al viajero de otra terraza similar, desde
la que veía día y noche los cambios de luz sobre la giralda
de Sevilla.
Pero pronto, cuando llegó
el vermut, su mente volvió a Madrid, al vermut de grifo de las calles
que desembocan en la Gran Vía. Calles como Desengaño, que
se atribuye a un duelo del Caballero de Gracia, Jacobo Gratii, que después
de ser un juerguista y pendenciero famoso en el siglo de oro español,
al entrar en la habitación de una casada, escuchó voces de
reprimenda y cambió su vida empleando su gran fortuna en comprar
prostíbulos madrileños y reconvertirlos en iglesias. Y recordaba
el oratorio del Caballero de Gracia con la fachada superpuesta para que
no se note entre los edificios modernistas de la Gran Vía.
El personaje dejó rastro
en la zarzuela “La Gran Vía”
Caballero Caballero de Gracia
me llaman,
y efectivamente soy así,
pues sabido es que a mí
me conoce
por mis amoríos todo
Madrid.
Es verdad que estoy un poco
antiguo,
pero que en poniéndome
mi frac,
soy un tipo gentil
de carácter jovial
a quién mima la sociedad.
El vermut, que en Madrid se dice
vermú, es realmente vermouth o vermuth y su nombre proviene de la
palabra alemana "wermut" que significa ajenjo, pero es que es una bebida
muy antigua y existen aparejos utilizados por los romanos para aromatizar
sus vinos. Se utilizan infinidad de hierbas para su elaboración.
Las hierbas usadas en los vermuts incluyen todas las grandes favoritas
que se hallan en los bitters (frecuentemente producidas por las mismas
empresas que fabrican los vermuts) y en los licores: manzanilla en el vermut
seco, genciana en el rojo, vainilla en el dulce y, en todos, ruibarbo chino,
raíz de lirio, quinina, piel de cedro y por lo menos 150 hierbas
más.
Seguramente en Madrid se toma vermú
por todo esto, porque es un poco de todo.
Dos horas más tarde vino
la pasta con el Lambrusco y en la mesa recordaron la historia de su moro,
el moro de Florencia, no el famoso moro de Venecia de Shakespeare, sino
Alessandro el moro, el hijo del Papa Clemente VII, que el 23 de marzo
de 1534 excomulgó a Enrique VIII de Inglaterra por haberse divorciado
sin su consentimiento de Catalina de Aragón para casarse con Ana
Bolena.
A Clemente VII le gustaba todo y
de paso con diferentes colores, así que su hijo Alessandro era mulato,
por lo que los italianos le apodaron el moro. El padre le nombró
duque de Florencia (Alejandro de Médici, "el Moro", 1511-1537).
Según Hibbert, la madre era una sirvienta negra de los Medici,
que en algunos documentos recibe el nombre de Simonetta de Collavechio.
Cuando Carlos V saqueó Roma
en 1527, los florentinos se aprovecharon para restablecer la república
y Alessandro y su primo Ippolito huyeron junto con el resto de los Medici.
Luego se arreglaron y en 1535 la oposición florentina envió
a Ippolito a apelar a Carlos V contra algunas acciones del Duque, pero
casualmente Ippolito murió envenenado por el camino, con lo que
no pudo avisar al emperador y en 1533 Carlos V casó a su hija
natural, Margarita de Austria (Oudenaarde, Bélgica, 28 de diciembre
de 1522 - Ortona, Italia, 18 de enero de 1586), con Alessandro, el
moro. Sin embargo Alessandro no hizo mucho caso a Margarita y siguió
con su amante Taddea Malespina, con quien tuvo a sus dos hijos, Giulio
y Giulia.
El viajero no ha dejado de mirar
la torre del Palazzo Vecchio, de recordar la terraza de Sevilla con vistas
a la Giralda, el vermú de la Gran Vía madrileña, con
su desaparecido colegio de las niñas del Marqués de Leganés,
donde llevaban a las niñas huérfanas, pero sólo a
las guapas porque estaban más expuestas al pecado, como es de lógica,
¿o no?. De aquel colegió salió Elena Sanz, la cantante
de ópera que dio dos hijos a Alfonso XII, Fernando y Alfonso, para
acabar muriendo en París pobre y tuberculosa. Cuando Isabel II se
enteró de lo amoríos de su hijo con la hija de su enemigo,
María de las Mercedes, le buscó la más guapa de Madrid,
Elena Sanz, y la mandó al colegio vienés de Madrid para que
le despertase, y le despertó. Al morir María de las Mercedes,
Alfonso XII se casó con María Cristina de Austria.
El viajero vuelve a la conversación
cuando cuentan los italianos que a Alessandro el moro le acabó matando
otro primo cuando le pilló con su hermana y luego dijo que lo había
hecho por la república.
Margarita de Austria se quedó
viuda de Alessandro el moro a los catorce años y regresó
a los Países Bajos hasta que su padre la casó con Octavio
Farnesio, Duque de Parma. Tuvieron un hijo, Alejandro Farnesio, el famoso
duque de Parma, que se crió junto a su tio Juan de Austria y su
primo Carlos, el hijo de Felipe II.
¡Carlos (Valladolid,
8 de julio de 1545 –Madrid, 24 de julio de 1568), el de la ópera
de Verdi!, grita un italiano cargado de Lambrusco.
El lambrusco antes que vino es un
tipo de vid con 40 variedades. La variedad de uva y el vino Lambrusco se
dan concretamente en las provincias de Módena, Parma, y Reggio Emilia.
Del mismo vino existen cuatro denominaciones de origen: Lambrusco Grasparossa
di Castelvetro, Lambrusco di Sorbara, Lambrusco Salamino di Santa Croce,
y Lambrusco Reggiano, cada uno de los cuales se corresponde con diversas
variedades de la uva lambrusca.
El lambrusco engaña y empuja
la historia hasta los herederos del Duque de Parma y la corona de Portugal.
Empieza a caer la noche sobre la
terraza y refresca.
Ya hace frio y se acercan a tomar
un capuccino a un pequeño barecillo donde un cantante con su guitarra
les recuerda que aquel sueño no volverá jamás,
que se pintó las manos y la cara de azul y que sintió que
un viento rápido le llevaba al cielo infinito. Nel blu di pinto
di blu (“Volare”). (Ver
video)
Souvenirs desde una terraza vacía
con vistas sobre la ciudad de Dante y Beatriz.
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