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Muchas historias para decirte
que yo te quiero más.
> Un hombre sólo es realmente un hombre cuando lo da todo por una mujer.
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ZAR ALEJANDRO II, VIUDO POR UN MES. Cada cierto tiempo salen a subasta las cartas entre el zar Alejandro II y su amante. Se trata de las cartas que Alejandro II (San Petersburgo, 10 de marzo de 1845, Livadia, 1 de noviembre de 1894, zar de Rusia de 1881 a 1894) intercambió en francés con su amante, la princesa Catalina Dolgoruki (Ekaterina Dolgorukaia), casi treinta años menor que él. En estas cartas el francés se intercambia con el ruso en los momentos de mayor intimidad. “Los ocho días de abstinencia fueron insoportables”, escribe Catalina a su “pequeño cucú”, como llamaba a Alejandro. “Pero dormiremos juntos, como gatos, será dulce y divertido”. “Espero que esta noche fluyamos por lo menos tres veces uno dentro del otro”. Alejandro contesta “No necesito explicarte que nuestro bingerles me ha obsequiado, no menos que a ti, el apogeo del placer”. El 16 de abril de 1841, Alejandro II contrajo matrimonio con María de Hesse (conocida desde entonces como María Alexandrovna) en San Petersburgo. Ella era hija de Luis II, Gran Duque de Hesse y de la princesa Guillermina de Baden. El matrimonio tuvo seis hijos varones y dos hijas. Al poco de casarse, en 1848, Alejandro mantuvo un romance con la polaca Olga Kalinovskaya, que le dio un hijo. En 1855, Alejandro llegó al trono y había mantenido relaciones con muchas damas de la corte rusa hasta que se enamoró de Catalina Dolgoruki. La belleza de Catalina le impresionó de tal forma que durante años el zar no se atrevió ni a tocarla. Cuando hicieron el amor por primera vez, Alejandro estaba tan nervioso que se le produjo el famoso baile de San Vito. Cuando se descubrió la relación, toda la corte recriminó a Catalina Dolgoruki tachándola de desvergonzada y obscena. Alejandro les calló llamándola “mi esposa ante Dios” y así empezaron las cartas de amor y los dibujos. En cuanto tenía un rato libre, la desnudaba para poder hacer dibujos eróticos de ella. Temeroso por la seguridad de Catalina y en vida de la zarina María, en 1870, Catalina se mudó al Palacio de Invierno y dio a luz cuatro hijos, Jorge Aleksándrovich Románov Yurievsky (1872-1913), casado con la Condesa Alejandra Zarnekau y luego divorciado, Olga Aleksandrovna Románov Yurievsky (1873-1925), casada con el Conde Jorge Von Merenberg Boris Aleksándrovich Yurievsky (1876-1876) y Catalina Aleksandrovna Románov Yurievsky (1878-1959), casada primeramente con el príncipe Alejandro V. Bariatinsky y en segundas nupcias con el príncipe Serge Obolensky. Les instaló en el Palacio de Invierno en unas habitaciones colocadas directamente encima de los aposentos de una tísica zarina María, que no dejaba de escupir sangre. Los saltos de los niños no dejaban descansar a la zarina María. Mientras tanto, Catalina Dolgoruki seguía conquistando al zar. Solía bailarle desnuda y le leía poesía erótica hindú traducida al ruso. Eran tan constantes las relaciones sexuales que los criados les descubrieron en muchas ocasiones en pleno acto. Incluso el día en que fue asesinado, acababa de mantener un encuentro con Catalina. El 6 de julio de 1880, cuarenta días después de la muerte de la Zarina María, Alejandro II contrajo matrimonio morganático con la princesa Catalina Dolgoruki. Aunque los amantes se casaron por la iglesia, el pueblo consideró un castigo divino lo sucedido meses después de la boda. El activista Ignacio Grinenviski, miembro de la organización clandestina Narodnaia Volia (Voluntad del Pueblo), puso una bomba debajo de la carroza del zar. Alejandro perdió las piernas y murió desangrado en 1881. Le sucedió su hijo, el Zar Alejandro III (10 de marzo de 1845 - 1 de noviembre de 1894), casado en 1866 con Dagmar de Dinamarca. Catalina se derrumbó cuando recibió los restos de su esposo, y durante las exequias fúnebres, colocó en el ataúd de su marido un mechón de su cabello. Cuando abandonó Rusia, Catalina Dolgoruki llevó consigo uno de los dedos destrozados del Zar. Catalina se marchó a París y luego a Niza con sus hijos, y murió en 1922. Los amantes se escribían casi todos los días y la relación duró más de catorce años, por lo que hay varios miles de cartas. La mayoría fue comprada por la familia Rothschild, pero terminaron en el Archivo Estatal de Rusia, a cambio del archivo de los Rothschild, que los rusos se habían llevado a Moscú tras la II Guerra Mundial. No obstante, a veces aparecen una y otra vez cartas aisladas de las pruebas de amor del zar. Durante la última subasta nadie quiso comprarlas y tuvieron que ser retiradas. |
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