Seguramente te lo imaginabas, pero resulta difícil restringir el número de calorías, con las comidas de negocios, o los días que hay que comer “comida basura” por falta de tiempo, o las cenas de los fines de semana, pero si uno cuida el consumo excesivo de calorías envejece más lentamente y se evita disgustos serios, como los pólipos intestinales.

La reducción a largo plazo de la ingesta calórica puede extender la duración máxima de la vida y reducir el riesgo de sufrir numerosas enfermedades relacionadas con el envejecimiento en los mamíferos. Un estudio publicado en Nature Genetics, en el que se ha analizado la expresión de 11.000 genes para identificar los que cambian en respuesta al envejecimiento y a la restricción calórica a corto y largo plazo en ratones jóvenes y adultos, ha puesto de manifiesto que el envejecimiento produce cambios en la expresión de 46 de estos genes. Este estudio abre una vía para el desarrollo de fármacos que imiten los efectos de la restricción calórica.

Los resultados de esta investigación muestran que la restricción calórica revierte los cambios en varios genes que fueron alterados en animales que envejecían. Además, el 70% de los efectos antienvejecimiento de la limitación calórica a largo plazo se dio también en la restricción a corto plazo en los ratones ancianos, lo que indica que los efectos beneficiosos se pueden establecer rápidamente y no necesitan una reducción de calorías durante mucho tiempo.

LA RESTRICCIÓN CALÓRICA METABOLIZA MÁS OXÍGENO

Hace más de 60 años que se viene contemplando la posibilidad de reducir la ingesta calórica para aumentar la esperanza de vida. Las dietas que contienen entre un 30 y un 50 por ciento menos de calorías elevan los años de vida en ratas. Un estudio que se publica hoy en "Nature", dirigido por Leonard Guarente, del Departamento de Biología del Instituto de Tecnología de Massachusetts, indica que la esperanza de vida se puede aumentar en la Saccharomyces cerevisiae limitando la ingesta calórica o reduciendo la actividad de la cinasa dependiente de AMP cíclico sensible a la glucosa.

El trabajo muestra que la restricción calórica se acompaña de un aumento en la respiración y en el consumo de oxígeno. Una célula que metaboliza tres veces más de oxígeno vive un 20 por ciento más. 

En los mamíferos que están bajo restricción calórica (RC), el metabolismo se dirige hacia la descomposición de la grasa o de la glucosa y de la biosíntesis de la glucosa, en lugar de la respiración de ésta. No obstante, algunos cambios en la expresión de los genes detectados en la restricción calórica en los ratones también se han observado en la levadura.

RESTRINGIR LA INGESTA CALÓRICA PROTEGE A LAS NEURONAS DE LA VEJEZ 

En un estudio sobre los efectos en el cerebro de las dietas calórico-restrictivas, un equipo de investigadores de la Universidad de Florida ha analizado ciertas proteínas ligadas a la muerte celular que aumentan naturalmente con la edad y verificaron que se redujeron de manera perceptible en los cerebros de ratas sometidas a restricción calórica. 

La restricción de la ingesta calórica puede proteger del envejecimiento cerebral. Además, encontraron que los niveles de una proteína con un potente efecto protector frente a la muerte neuronal eran dos veces más altos en ratas viejas a las que se había reducido un 40 por ciento la ingesta calórica.

En opinión de los autores, cuyo estudio se publica este mes en "Experimental Biology", los resultados podrían tener implicaciones significativas no sólo para aliviar la pérdida de memoria y otros déficits mentales que acompañan al envejecimiento normal, sino también para otros procesos caracterizados por una pérdida excesiva de neuronas, como el Alzheimer y el Parkinson.

El efecto de la restricción calórica sobre la protección neuronal en el envejecimiento se suma a los posibles beneficios derivados de disminuir la ingesta calórica. Uno de los más comentados en estudios animales es el aumento en la esperanza de vida. 

LA RESTRICCIÓN CALÓRICA REDUCE LOS PÓLIPOS INTESTINALES PREMALIGNOS 

Una restricción calórica, aunque sea moderada, reduce en un 60 por ciento el número de pólipos intestinales precancerosos en ratones con la mutación genética que favorece el desarrollo de cáncer intestinal. 

El consejo de los científicos para aquéllos que no se vean con fuerzas para comer menos es sencillo: comer mejor. De hecho, los animales que comieron sin restricciones una alimentación rica en aceite de oliva, frutas y verduras también redujeron en un tercio el número de pólipos que desarrollaron los animales del grupo control.

La investigación observó asimismo los beneficios de la actividad física. El ejercicio moderado consiguió reducir el número de pólipos, si bien la diferencia con el grupo control no fue estadísticamente significativa.