La apasionante vida del primer hombre en coronar el Everest en solitario y sin oxígeno, y en ascender los catorce ochomiles del planeta, además de alrededor de 2.000 ascensiones de alto nivel.

El mítico alpinista Reinhold Messner, una de las personalidades más relevantes en el mundo de la aventura, aseguró que su filosofía sigue siendo la de "acercarme a mis límites", aunque no duda que su mayor desafío, con 60 años cumplidos, es el de "aprender a hacerme mayor" y "trabajar en favor de la conservación de las montañas". 

Messner, en la presentación de su último libro 'Mi vida al límite', que pretende convertirse en la autobiografía definitiva de una de las referencias indiscutibles del alpinismo, desveló que su interés "no son los récords ni el nombre de las montañas" sino "vivir experiencias poderosas y conocerme a mí mismo". "No quiero estudiar montañas ni desiertos sino vivirlos a través de mis propias experiencias", agregó. 

Su camino, ahora, es el de "aceptar que voy teniendo limitaciones", aunque en breve iniciará una expedición a un pico de seis o siete mil metros, cuyo nombre no quiso desvelar. Messner, que colabora en la filmación de una película sobre las montañas, aseguró que ahora comparte su afición por la aventura con uno de sus hijos. "Si juntamos su fuerza y mi experiencia creo que podemos hacer grandes cosas en los próximos diez años", apuntó. 

Nacido en 1944 en el Tirol del Sur, Messner, primero en coronar el Everest en solitario y sin oxígeno, y en ascender los catorce ochomiles del planeta, además de alrededor de 2.000 ascensiones de alto nivel, repasó ampliamente las distintas facetas de su vida, desde su etapa de escalador en roca, al alpinismo de altitud, el recorrido de las grandes llanuras de la tierra o como europarlamentario, y aseguró que la muerte de su hermano Günther durante la ascensión al Nanga Parbat es ya "una página cerrada en su vida", después de que la tesis que siempre mantuvo sobre el fallecimiento mientras ambos descendían de la cumbre fuese corroborada el pasado verano. Para Messner, que aseguró que el 'Año Internacional de las Montañas', celebrado en 2002, no sirvió "para nada", las nuevas generaciones deben "inventar y reinventar su propio alpinismo" y "hacer cosas por la propia montaña" para que el urbanismo y la globalización no acaben con el verdadero significado de la montaña porque, en su opinión, "su dimensión sagrada se está perdiendo". 

El mítico aventurero se refirió igualmente al alpinismo español y destacó la expedición catalana, formada por Oscar Cadiach, Jordi Corominas, Jordi Tosas, Manel de la Matta y Valen Giró que alcanzó la cumbre del K2 por la 'magic line', ruta que el propio Messner calificó de "suicida". "Los admiro porque hicieron una ruta muy difícil con un equipo muy pequeño". Además confesó que la selección alemana de fútbol le ha pedido que aleccione a sus jugadores de cara al próximo Mundial en cuestiones de "motivación y liderazgo". 

Messner explicó igualmente lo que será su principal legado porque no quiere que sólo se le recuerde por las cosas que hizo como alpinista sino por su actividad en favor de las montañas. En la actualidad trabaja en su proyecto 'Messner Mountain Museum", una red de cinco museos de montaña única en el mundo. 

En la localidad de Bolzano, la más importante del Tirol del Sur, estará situada la parte central del proyecto, dedicado a las montañas sagradas y a las religiones que provienen de las montañas, y será igualmente un espacio para eventos culturales, aunque tardará en estar en funcionamiento alrededor de cinco años. Existirán además cuatro satélites, museos más pequeños, que completarán "el mosaico de lo que para el ser humano es importante en las montañas". 

Uno versará sobre el tema del hielo (escalada y polos) y estará debajo de un glaciar, y otro es el castillo de Juval, residencia de Messner, en funcionamiento desde hace diez años y que se ocupa de las montañas sagradas. Un tercero situado en los Dolomitas sobre la escalada en roca y el último, todavía sin ubicación, sobre los pueblos que viven en las montañas. 

A todos ellos habrá además que acudir a pie, salvo un pequeño autobús que facilitará el acceso a los discapacitados o personas mayores, para corresponderse con ese 'alpinismo de renuncia' que siempre ha defendido, y que tantos enemigos le ha granjeado, aunque Messner sigue fiel a su instinto y ya piensa que cuando haya concluido los museos estará vacio y tendrá que involucrarse en un nuevo proyecto con su idea de seguir "viviendo al límite".