LOS COMPLEJOS DE LOS HOMBRES Y LA VIDA SEXUAL DE SUS PAREJAS.

Son muchos los hombres que cuestionan el pasado sexual de sus parejas. En el trasfondo puede haber una serie de complejos juveniles, ¿quién no ha sentido envidia del ligón de discoteca?.

Una vez me contaba un paciente que estando con su novia en una discoteca aparecieron los jugadores de un conocido equipo de fútbol. Su novia fue con unas amigas a pedir un autógrafo. Ya no la volvió a ver hasta unos días después, cuando el jugador se cansó de ella.

¿Qué hombre joven no ha tenido celos del “ligón de la discoteca” que se enrollaba con todas las chicas y luego las dejaba al día siguiente?.

Estos hombres son la inmensa mayoría, por cada ligón de discoteca hay 30 jovencitos que se vuelven cada sábado solos a sus casas. Estos hombres normales por lo general no son capaces de “ligarse” a una mujer en una noche de discoteca y llevársela directamente a la cama. Son hombres grises y normales que van almacenando en su interior un recelo hacía los “ligones”, pero sobre todo hacia las mujeres que están con ellos y que a ciertas edades presumen ante sus amigas de “haber pasado la noche con ...”.

Esta mayoría de hombres sufren mientras que ven a los “ligones de turno”, “deportistas”, “famosos”, llevarse las chicas de las discotecas mientras que ellos sólo pueden mirar, sin ninguna oportunidad. 

Luego cuando estas chicas se acercan a ellos sufren una doble humillación. La primera fue cuando el “ligón de la discoteca” les quitó la chica, la segunda es cuando el “ligón” pasa de ella y la deja. Este hombre sabe que esta chica vuelve a él porque el “ligón” ya no la quiere. Si cambiásemos la palabra “ligón” por “ligona” nos daríamos cuenta que la reacción puede ser la misma en hombres que en mujeres.

Un día una señorita vino a mi consulta y me explicó que tenía un novio muy machista que se atormentaba porque no podía aceptar su pasado sexual, en especial las relaciones sexuales esporádicas. “Sin querer prejuzgar, yo creo que mi novio adopta una aptitud machista y no acepta que no puede dominar mi vida anterior y mi libertad”.

Le pregunté si su novio era muy religioso y su formación. Me contestó que no era un hombre especialmente religioso, que eran dos profesores universitarios y que no era un típico machista porque le había ayudado a progresar en su carrera profesional y no dejada de animarla a superarse. “El problema es que le atormenta que yo me haya enrollado por una noche”.

Le pregunté por su aspecto. Me dijo nada especial, un hombre triste del montón. Sobre sus relaciones anteriores me dijo que siempre había tenido sexo dentro de sus noviazgos. Insistí, ¿no es un ligón?. Ni pensarlo, nunca jamás se ligaría a una desconocida en la discoteca y se la llevaría a la cama. Es de ese tipo de hombres que se buscan novia y siempre con la novia. 

Seguí insistiendo, pero Ud. si que ha sabido ligar. Me contestó bueno para una chica, salvo que sea un monstruo, siempre hay uno dispuesto. Si eres guapa te lo llevas mejor, sino te conformas, pero poder, cuando quieras. Los hombres son así.

Los hombres tienen un sentido del orgullo (“heridas de la masculinidad”)  diferente a las mujeres y las situaciones de competencia sexual en la juventud, las “peleas de gallitos para ver quien se lleva a la chica de la discoteca” pueden dejar huella a largo plazo y generar efectos importantes, como que un hombre enamorado renuncie a una mujer por historias ya pasadas.

Si es cierto que un hombre enamorado renuncia a la felicidad realmente está perdiendo dos veces. La primera vez cuando le quitaron la novia en la discoteca, la segunda, cuando le han dejado una herida tan profunda que no le deja decidir libremente. 

En todo caso, siempre debe prevalecer la libertad de criterio. Esta especie de “recelo del pasado” no es siempre una cuestión únicamente de machismo, también puede existir un nivel de conducta que un hombre puede no aceptar en una mujer, igual que una mujer puede no aceptarlo en un hombre. Estas cosas pueden estar al margen de la guerra de sexos, cada caso es diferente. Nadie puede imponer su criterio a los demás.