Entre los pocos productos puramente masculinos, el coche y el reloj ocupan las primeras posiciones. A todos nos gustaría tener un deportivo rojo (símbolo de independencia) o un todo-terreno negro (poder). Al final, un 4 puertas para que entre la suegra cómodamente.

La palabra personalidad tiene que ver con la de “persona”, que en latín designaba la máscara que servía a los actores en las representaciones teatrales. Nuestra apariencia exterior responde a esa “máscara”, a ese deseo de ser percibidos de una forma concreta. Repetimos comportamientos, definimos aficiones, elegimos una ropa o un coche y no otro... consumimos, en suma, de acuerdo a un modo concreto de mostrarnos a los demás. 

Los publicistas lo saben y lo explotan al máximo. Cada vez son más los coches que se fabrican después de haber ideado una campaña que se fundamente en una determinada demanda.

Luego está el tema de la edad. Hay coches imposibles para un padre de familia y coches ridículos para una persona de edad que se quedó sin poder conducirlo cuando tenía edad para ellos. Es casi tan ridículo como los coleccionistas de tebeos de hace 50 años, que los compran porque de niños solo podían verlos en los escaparates. Es agua pasada.

Desde el mismo día en que uno se compra un coche empieza a soñar en cambiarlo. Esto si que es masculino, pero lo dejamos ahí porque tiene relación con otras facetas más privadas.

Todos nuestros actos son simbólicos en el sentido de que nos mostramos a través de ellos y nuestras pertenencias también, entre ellos el coche. 

EL COCHE ES UN OBJETO DE DESEO.

“Las cosas que compra la gente adoptan significados personales y sociales además de sus funciones propias. Los productos son vistos como objetos psicológicos, como símbolos de atributos personales”, afirma Sidney J. Levy en “Symbols by which we buy”. El caso del automóvil es quizás el más representativo, ya que trasciende su valor funcional y se convierte en expresión o símbolo de lo que la persona es, aparenta o desea ser. 

Son varios los estudios que se han hecho sobre este tema. En un primer estudio, F.B Evans, en “Psychological and Objective Factros in the Prediction of Brand Choice”, comparaba los compradores de los modelos de coche Ford y de Chevrolet. Se vio que el comprador de Ford podía ser caracterizado como un poco más exhibicionista y dominador, mientras que el de Chevrolet tenía más dependencia grupal; pero en conjunto, no se consiguieron demostrar las teorías psicoanalíticas, que insistían en el criterio de que la personalidad del comprador era el factor más influyente a la hora comprar un coche. 

En otro estudio, Grubb y Hupp, en “Perception of Self, Generalized Stereotypes and Brand Selection”, demostraron, por el contrario, que “los consumidores de una marca específica mantienen autoconceptos similares a los que atribuyen a otros consumidores de las mismas marcas”. 

En su estudio sobre los compradores de dos marcas de coches —Völkswagen 1200 y Pontiac GTO— los propietarios de Pontiac se percibían a sí mismos como más “conscientes de status, más al día, amigos de aventuras, interesados en el sexo opuesto, deportivos, conscientes del estilo y a la búsqueda de placer” que los propietarios de la marca alemana. 

La elección del coche está condicionada por nuestra personalidad. Este factor puede llegar a ser más importante incluso que la calidad, las prestaciones o el precio. 

Se trata de adquirir aquel vehículo que, como símbolo, mejor se adapte al concepto que el comprador tiene de su personalidad. 

SOÑAR CON UN COCHE.

En un sueño, un coche representa su ambición y su capacidad de navegar desde una etapa de su vida a otra. Es un símbolo de su grado de independencia y control que ejerce sobre su propia vida. Es interesante comprobar quién conduce el coche en su sueño - si conduce Usted, indica que tiene un papel activo en su vida real. 

Si otro conduce y vamos en el asiento atrás, indica que tiene poca autoestima en este momento de su vida, y por eso permite que otros tomen decisiones que afectan a su vida. Si pierde el control del coche, puede ser que ha abarcado demasiado y debería ir más despacio. Si sueña con que un coche casi le atropella, puede ser que su estilo de vida, sus objetivos o sus creencias están en contra de otra persona cercana a Usted. 

EL COCHE DE LA SUEGRA.

Hasta aquí el coche que se quiere. Luego, el coche que se puede. Un error de bulto es comprar un coche mejor que el del jefe. Otro error es comprar el coche de segunda mano al mejor amigo.

Luego vienen los inconvenientes familiares, cuando el marido, cargado de catálogos y razones propone y quien manda le advierte: ¡cómo va a entrar mi madre en ese cochecillo. Con lo que ha hecho por nosotros!. Lo que obliga a comprar el coche de la suegra.

En definitiva, que como hay coches que tienen su edad y sino queda un vacío de por vida, lo mejor es aprovechar el momento mientras se disfruta de libertad. Luego, conformarse con el utilitario o alquilar el coche de tus sueños un fin de semana. ¡Si te dejan!.