HARTA DE METROSEXUALES. LA CRISIS DE IDENTIDAD DEL HOMBRE MODERNO.

El hombre moderno sufre una “crisis de identidad” provocada por los cambios en la mujer que está desplazando la afectividad masculina. El hombre tiene que cambiar pero que no sabe cómo.

Todo comenzó con David Beckham. El jugador de fútbol británico se convirtió, de la noche a la mañana, en abanderado de una nueva tendencia estética masculina que pasó a denominarse metrosexualidad. El caso es que, en ese afán de poner etiquetas a todo, la metrosexualidad se ha convertido en una corriente de la que han derivado otros muchos conceptos. A saber: tecnosexual, metroemocional, metrosexíbero. ¿El punto en común? Mucho amor propio y, sobre todo, mucho dinero.

La palabra metrosexual nació en Inglaterra en 1994, creada por el periodista británico Mark Simpson. “El típico metrosexual es un joven con dinero para gastar, que vive en las metrópolis, donde están las mejores tiendas y las mejores peluquerías. Puede ser oficialmente gay, hetero o bisexual”. Estos nuevos amantes de la estética masculina se bajan los pantalones para lucir calzoncillos (si son de Calvin Klein, mejor que mejor), se dan mechas en el pelo, visten de Valentino, Armani o Gaultier, se van de compras y leen revistas de diseño. Brad Pitt, George Clooney, Mark Wahlberg… son algunos ejemplos.

En esta misma línea, si a un ‘calculín’ -el típico empollón de clase, ése que disfruta con las matemáticas y la informática- se le da un toque de ‘glamour’ se convierte en un tecnosexual. Su mayor atractivo está en ir a la última en cuanto a aparatos tecnológicos se refiere: móviles de tercera generación con diseños muy ‘in’ o el último grito en ordenadores, que además lucen como si fueran sus joyas más preciadas. Por supuesto, sin dejar de lado la apariencia física. También cuidan su cuerpo, como los metrosexuales, pero en otro sentido: no se pintan las uñas ni se depilan, pero intenta mantenerse en forma y se preocupan por su alimentación. 

“El tecnosexual es un ser ‘narcisito’ y urbano, fascinado por la informática y con un alto nivel de vida”, según el físico y matemático norteamericano Ricky Montalvo Montalvo es el fundador y ‘líder’ indiscutible de este nuevo canon estético. Desde su página web (www.technosexual.org) informa a los usuarios no sólo de las últimas novedades tecnológicas sino también de otras propuestas culturales cercanas a este estilo de vida. Aunque no existe una relación directa entre los tecnosexuales y el mundo japonés, sí es cierto que tienen especial predilección por el cine y la comida nipona. 

Por cierto, su bebida estrella es el vodka, a ser posible, Absolut. El jugador de fútbol Fredrik Ljungburg es el nuevo icono tecnosexual y, si nos refiriéramos a mujeres, hablaríamos de Paris Hilton o de la actriz Lindsay Lohan. Pero no nos engañemos, estas tendencias son exclusivas del género masculino.

Por otro lado, algunos autores han aprovechado esta oleada de nuevos términos para hacer un análisis sociológico-humorístico y plasmarlo en un libro. Es el caso de Pedro Palao Pons y Olga Roi, que en Del macho ibérico al metrosexual, definen al Beckham ‘made in Spain’, es decir, desarrollan la adaptación del término al españolito de a pie, de pelo en pecho y ferviente amante de las cañas: el metrosexíbero. Y, como ejemplos, señalan a José Coronado o Miguel Bosé. 

Otro de estos libros es el de Rosetta Forner Veral, “En busca del metroemocional”, donde una publicista reflexiona sobre la capacidad de amar de los hombres y cómo contribuyen las mujeres al desarrollo de esta capacidad. 

CRISIS DE IDENTIDAD MASCULINA

Hasta qué punto estas nuevas ‘modas’ son o no un acercamiento al lado femenino y no una simple cuestión de estética todavía está por verse. Antonio García, portavoz de la Asociación de Hombres por la Igualdad de Género (www.ahige.org), habla de un “crisis de identidad” en los hombres provocada por los cambios en la mujer e insisten en que el hombre tiene que cambiar pero que no sabe cómo.

“El verdadero reto de los hombres actualmente, es cambiar desde un modelo de masculinidad basado en el poder, la fuerza, la rivalidad, el éxito social, etc. a otro modelo alternativo basado en la igualdad, el respeto y la solidaridad para con su entorno. Pasar de un modelo que nos convertía en líderes a otro que nos convierta en ciudadanos, en personas capacitadas para relacionarse en positivo con su familia, sus amigos y, en general, con la sociedad.”