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Muchas historias para decirte
que yo te quiero más.
> Un hombre sólo es realmente un hombre cuando lo da todo por una mujer.
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LILITH, EVA Y PANDORA Pero mira que sois malas. La mitología tiene muchas leyendas para culpar a las mujeres de todo, pero todas coinciden en que siempre llegaron como un regalo. El problema es que el regalo resultó más listo que el destinatario. Estas historias se critican con
razón, pero se olvida que se escribieron por hombres para hombres
y que todas se resumen en que ella era un regalo pero acabó desobedeciéndoles.
Vamos que son historias de despecho: ¡Eres guapa y desobediente!.
Lilith fue la primera esposa de Adán según la tradición hebrea. Lilith aparece en los libros de la tradición judía, desde el Talmud hasta la Cabala y el Zohar. En ellos se afirma que «Adán y Lilith nunca encontraron la paz juntos, pues cuando el quería acostarse con ella, Lilith se negaba. ¿Por qué he de recostarme debajo de ti? -preguntaba-. Yo también fui hecha de polvo y, por lo tanto, soy tu igual». En el Génesis arreglan el error y Eva es creada a partir de una costilla de Adán; por tanto, ya no aparecía como una igual del hombre, pero Eva se comió la manzana y es que da lo mismo utilizar el barro, las costillas … Prometeo robo el fuego a los dioses del Olimpo y se lo entrega a los hombres. De todos los enfados de Zeus este fue el más “gordo” con diferencia, así que Zeus pensó “que queréis fuego, pues ahora os vais a quemar”. Junto con otros dioses igual de enfadados que él moldearon una bella doncella de barro y agua. Ya acabada se la regalaron al hermano de Prometeo, que se llamaba Epimeteo. Por más que el hermano le dijo que no aceptase nada de los dioses, la aceptó y se casó con ella. Pero el castigo no era dar una cuñada al ladrón, había todavía más, porque es que los dioses del Olimpo cuando se enfadaban … La cuñada, Pandora, venía con una caja de sorpresas. Y claro abrió la caja, que contenía los males del mundo y cuando quiso cerrarla ya era demasiado tarde y solo quedaba dentro la esperanza. El caso es que por muchas manzanas que se coman las mujeres, por muchas cajas de sorpresas que abran o por muchas veces que digan que los dos tenemos que andar al mismo paso, no uno delante del otro, lo cierto es que el único que acertó en todas estas historias fue el dios Hermés. Y acertó al dar el nombre a Pandora (pân y dôra: “todo” y “dones”). Un dios tan viajero no podría darles otro nombre. Ellas son todos los dones de la tierra y seguro que Epimeteo sabía que Pandora venía con una caja sospechosa, pero no le importó. Es imposible imaginarse nada mejor
que una mujer, aunque mira que sois malas.
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