EL VIAJERO. Geografía
íntima. |
VOLVER ES OTRA FORMA DE LLEGAR.
Ulises.
Era un sitio especial, un hotel
en un acantilado junto al Mediterráneo, un sitio triste. El sitio
que ella escogió para decirle que no quería una vida sin
futuro.
El viajero mintió cuando
dijo que Ulises renunció a la inmortalidad por el amor de una mujer.
El viajero sabía que Ulises no quería una inmortalidad sin
historia, no quería alcanzar la felicidad a cambio de no arrastrar
una historia. El viajero mintió cuando ocultó que Ulises
era Politropos, un hombre de muchas facetas, de la familia de Hermés.
El viajero sabía que Ulises no quería cambiar el mundo, sólo
quería sobrevivir. Ulises no quería ir a la guerra de Troya
y se hizo pasar por un loco que sembraba sal en su campo, hasta que le
pusieron a su hijo delante del arado y paró. El viajero sabía
que los hombres lloran porque Eurípides enseñó que
las lágrimas son cosa de hombres nobles.
Pero ella no quería lágrimas.
Ella prefería al Ulises que mandó sufrir a su corazón
“sufre corazón, que cosas más duras ha sufrido antaño”.
Ella quería todo. La imposibilidad de gobernar la vida del viajero
astuto que utilizaba mil disfraces para no descubrir su yo.
Y ella sabía que lo sacrificaría
todo para conquistar su Troya. Ulises fue astuto con su caballo y cruel
cuando mandó arrojar por las murallas al hijo de Héctor para
que no vengase al padre.
Ulises quería ser un águila
solitaria y tenía razón Platón cuando dijo que para
conseguirlo se disfrazó de un hombre corriente, pero era un hombre
hechizado por las sirenas, la tentación de la sabiduría.
Ulises quería la felicidad
completa, no se conformaba con un felicidad rota, eso que llaman felicidades,
como si los momentos felices fuesen la felicidad troceada.
Ulises quería llegar y sabía
que a veces se llega volviendo, pero ¿no se es más feliz
deseando volver?
El viajero se asomó al acantilado,
ya rojizo por la caída del sol y se disfrazó de hombre corriente
para sobrevivir a un mundo que no quería cambiar. Un mundo del que
sólo quería aprender, un mundo que veía como un todo,
como la felicidad. Esa felicidad que no se puede trocear en felicidades.
Caía la tarde en un jardín, caía la tarde en un acantilado
frente a un mar que un día vieron juntos. Ella le dijo es inmenso
y el viajero contestó: y sólo vemos la superficie.
HISTORIA - ARTE / Curiosidades
históricas. |
ULISES. RENUNCIAR A LA INMORTALIDAD
POR UNA MUJER.
La Odisea de Homero.
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