MIENTRAS SOMOS FELICES. 

Con todo lo que tenemos y no somos felices.

Hasta hoy éramos felices. 

Somos felices sólamente mientras que no sabemos que somos felices.

Escuchamos a un padre que cuenta que llega un día en el que una circunstancia nos aparta de nuestra vida normal, de nuestros días de descanso con los nuestros, de los veranos mirando al mar tan felices.

Y teníamos tanto para ser felices y no lo sabíamos. 

Al final del verano al hijo mayor le salieron unos bultos.

Los médicos detectaron una enfermedad incurable.

Tenían dos hijos y una vida normal envidiable, pero se queja de que no lo sabían.

No sabíamos lo felices que éramos los cuatro juntos en la playa. 

Otro padre se mira la pierna. Se la acaban de amputar, ayer tenía dos piernas.

No sabes lo feliz que eres con tus dos piernas hasta que un día la pierdes. 

No sabes lo importante que es la juventud hasta que peinas canas. 

Por eso hoy queremos parar y recapacitar antes de que sea tarde. Y no queremos hacerlo solos porque la felicidad es contagiosa.

Hoy te pedimos a ti (que estás al otro lado de esta ventana) que celebramos juntos que hoy es hoy y que tenemos todo lo que no nos merecemos. 

Hoy celebramos que vamos a aprender a ser felices mientras dure y después también.

Hoy vamos a cambiar la cara, vamos a reír, vamos a estrujar a nuestros hijos, vamos a dar patadas a un balón, vamos a salir corriendo, vamos a aprender de ese padre que no ha perdido la esperanza de que curen a su hijo, vamos a aprender de ese hombre sin una pierna que está aprendiendo a andar con la misma ilusión de un niño.

Es tanto lo que tenemos que debería darnos vergüenza no ser felices. Por eso hoy nos detenemos y gritamos por esta ventana que somos felices, aunque no lo sepamos.