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Geografía
íntima. |
VIAJE
A LAS ABADÍAS
Los fuegos
de un mundo real con los ojos puestos en un mundo iluminado por las velas. |
VIAJE
38 AÑOS ATRÁS
Nos recordaremos
como hoy recordamos al joven barbudo de jersey estrecho y pantalón
de campana. |
VIAJE
AL ÁRBOL PÚRPURA
Hay árboles
que responden dando forma de corazón a sus hojas y color púrpura
a sus flores. |
VIAJE
AL DESAMOR
Y el viajero
entró en un jardín lleno de flores sin que pudiese ver ninguna. |
VIAJE
AL DOLOR
Nadie recuerda
a la luz del día, el miedo de la noche de la tormenta. |
VIAJE
A LA LOTERÍA
En la puerta
tenía clavado un cartel: cerrado por vacaciones ilimitadas. ¡Me
ha tocado la lotería! |
VIAJE
A LA JUVENTUD
Eso es la juventud,
no tener miedo. Lo que daría un viejo por no sentir tanto miedo. |
VIAJE
A UNA FOTO ETERNA
El abuelo le
dijo al viajero que la eternidad era volver a vivir los cuatro juntos el
momento de aquella foto. |
VIAJE
AL PASEO CALLEJERO
Cosas que llegan
a nuestros días y que como el piano de la película suenan
mejor, no por viejas, no por haber sido tocadas antes, por sobrevivientes. |
VIAJE
AL SOL.
"Apártate,
que me tapas el sol". Diógenes a Alejandro Magno. |
VIAJE
AL SENTIDO DE LA VIDA
Si no hubieses
dedicado tanto tiempo a la familia, tu carrera profesional habría….
Pero no habría tenido sentido, respondió el viajero. |
VIAJE
A UNA CAJA DE PLANTAS
Siempre que
podía ella llegaba con una caja de plantas. Ese día era especial.
Las dejaba sobre la roca de la entrada y no dejaba que nadie las tocase
durante uno o dos días. Era el recibimiento, la acogida que daba
a las plantas para que se sintiesen en casa, para que se fuesen acostumbrando
a su nuevo lugar, a los vientos de la montaña, a los fríos
de la noche helada. |
VIAJE
AL INVIERNO DESDE UN DÍA DE PRIMAVERA
Era uno de
esos días completamente primaverales. El jardín ya estaba
todo en flor y los árboles repletos de hojas. Al amanecer ella se
asomó a la ventana y se acordó de como deseaba estos días
durante el invierno. Tras el desayuno cambió todos sus planes y
le llevó al viajero tan al norte como le fue posible. No paró
hasta volver a ver árboles sin hojas. |
VIAJE
A LOS BRAZOS DEL PADRE.
¿Qué
mejor manera de viajar para un niño que en los brazos de su padre?
¿Qué mejor consuelo para un anciano que recordarse abrazado
por su padre? Los brazos del padre forman una especie de V que se dibuja
en un valle, el símbolo de la primera letra alfa antes de que los
romanos la volcasen. Ese lugar existe, es un valle protegido del norte
por una cordillera de montañas que llegan hasta el horizonte, un
lugar lleno de fresnos y encinas, una V imperfecta que para el viajero
contenía todo el universo. El único lugar en el que se preguntó
¿para qué salir del valle? |
VIAJE
A UNA CUEVA
Ella les quiso
regalar un viaje a todos, pero lo que no se podía imaginar es que
no iba a regalar otro viaje, sino la búsqueda de un momento que
había pasado décadas atrás. Todo pasó por casualidad,
como llega todo. Ella sabía que no pararía que diese con
el lugar. Se olvidaron del viaje y se dedicaron a buscar, ¿pero
no es eso viajar? Viajamos buscando algo que recordar. Viajamos buscando
el recuerdo que merece la pena revivir. Este recuerdo estaba en una cueva. |
VIAJE
AL CORDÓN
Hay ciudades
que guardan un recuerdo tan importante que uno sabe que no puede volver.
A veces uno deja pasar decenas de años y ya no resiste y vuelve,
o mejor, se deja ser llevado de la mano de quien comprende el recuerdo.
Volver al lugar era algo casi imposible para el viajero. Pero por fin llegó
el día en que deseó volver y ella no sabía decirle
no. |
VIAJE
A UNA PRENDA
Hay lugares
que aparecen de la nada. Era un día de invierno, sin ninguna hoja
en los árboles, en medio de una llanura casi desértica que
alcanzaba hasta donde llega la vista. De repente se toparon con un corte
en el paisaje, un cañón que partía aquella planicie
desértica. Así llegaron a un pequeño pueblo junto
a un rio. |
VIAJE
A LA PIEDRA LAVADA
Hay lugares
que son un tiempo, son los lugares mágicos de la infancia. No se
pueden ver sin sentirse niño, ni siquiera se ven, se recuerdan.
Uno mira un pino y siente la mano llena de la resina que en la infancia
no se resistía a tocar, uno ve la charca de agua sobre el puente
romano y tiembla de escalofríos sintiendo el agua helada de la montaña
y que nos hizo sentir el frio por primera vez, uno se tapa los oídos
y vuelve a oír a los lobos que rodeaban la casa de la montaña. |
HEMEROTECA
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