VIAJE A LAS SETAS

Y ella prefiere coger setas con él.

Suben a lo alto de las montañas para buscar setas entre la niebla y la espesura del bosque.

Está lloviendo. Hace frio. Ella acaba de aparcar su coche al borde de una pista forestal en lo alto de la montaña.

Ha apoyado la rueda sobre una piedra que estaba en el aire y ha estado a punto de volcar por el precipicio.

Andan por una ladera repleta de pinos y helechos. Buscan setas.

Ella podría estar paseando por París con cualquier jovenzuelo. 

Seguramente si tuviese más cabeza lo estaría haciendo, pero cuando el viejo viajero se lo dice, ella le responde que prefiere ser feliz.

El viajero mira al suelo, se contiene las lágrimas, y sigue buscando setas.

El viajero siempre se equivoca y coge alguna venenosa o repleta de gusanos.

Ella las guarda en la cesta y aprovecha cuando no la está mirando, pocas veces pasa esto, para devolverlas al bosque. 

Todo en silencio, sin palabras, sin recriminaciones.

La lluvia ha cesado un momento y vuelven monte abajo con una cesta repleta de setas.

No son las calles de París, no es un hombre joven, pero ella prefiere coger setas con él.