VIAJE AL WELTANSCHAUUNG

“La vida es una extraña mezcla de azar, destino y carácter”. Wilhelm Dilthey

Weltanschauung (Welt, "mundo", y anschauen, "observar"), es una palabra inventada por el filósofo Wilhelm Dilthey en su obra Einleitung in die Geisteswissenschaften ("Introducción a las Ciencias Humanas (traducido a veces como ciencias del espíritu)", 1914). Dilthey sostenía que la experiencia vital, lo que nos queda después de haber vivido, desde una perspectiva intelectual, emocional y moral, es el conjunto de principios de la sociedad y de la cultura en que se han formado. Las relaciones, sensaciones y emociones producidas por la experiencia peculiar del mundo en el seno de un ambiente determinado contribuirían a conformar una cosmovisión individual.  

Según Dilthey, la historia construye estructuras y conexiones dinámicas centradas en sí mismas, lo que determina el carácter relativo de los valores y de la verdad: todo valor y toda concepción del mundo debe ser juzgada de acuerdo a su contexto histórico. Pero Dilthey destacó que no debía interpretarse este método en función de la verdad. Para decirlo más sencillo, en palabras de Hegel, todo lo histórico es un conjunto de realidades sujetas a la caducidad. Por eso la verdad de una generación no lo es para la otra, porque todo es caduco, todo se transforma, hasta el pensamiento 

Así que decía Hegel que todos los grandes principios que a lo largo de la historia de la humanidad se han querido afirmar como verdades religiosas absolutas o normas universales de la moral son solamente frutos de la evolución y desarrollo del espíritu humano, que se han objetivado e independizado de su origen vital, dando la apariencia de ser algo objetivo y permanente. Sin embargo, están condenados a pasar y dejar su lugar a nuevas imágenes del mundo, ideales y principios de conducta. 

Y concluye Hegel “no existe, por lo tanto, nada absoluto, rígidamente establecido, en los conceptos religiosos ni en las prescripciones de la vida. Todo es relativo, y absoluta es sólo la naturaleza del espíritu mismo que se manifiesta en todo ello”.

Es decir, que no existe una Weltanschauung “más verdadera” que otra. 

Ernesto Sabato decía que "en toda gran novela, en toda gran tragedia, hay una cosmovisión inmanente. (...). En cualquiera de esos creadores capitales hay una Weltanschauung, aunque más justo sería decir una 'visión de mundo' una intuición del mundo y de la existencia del hombre; pues a la inversa del pensador puro, que nos ofrece en sus tratados un esqueleto meramente conceptual de la realidad, el poeta nos da una imagen total, una imagen que difiere tanto de ese cuerpo conceptual como un ser viviente de su solo cerebro.  En esas poderosas novelas no se demuestra nada, como en cambio hacen los filósofos o cientistas: se muestra una realidad. Pero no una realidad cualquiera sino una elegida y estilizada por el artista, (...) según su visión del mundo, de modo que su obra es de alguna manera un mensaje, significa algo, es una forma que el artista tiene de comunicarnos una verdad sobre el cielo y el infierno, la verdad que él advierte y sufre.  No nos da una prueba, ni nos demuestra una tesis, ni hace propaganda por un partido o una iglesia: nos ofrece una significación."

Empieza el viaje al mundo de las verdades con fecha de caducidad.

La verdad es que habían traído a uno de los grandes para que les contase sus investigaciones sobre el traspaso de información directa al cerebro, pero eso llegó al día siguiente, en el desayuno del hotel, y qué importa … lo que vale es lo que aprendemos viviendo, equivocándonos.

Y al salir de aquella taberna alemana, el viajero tuvo la decencia de pedir perdón y ella le dijo que … no importa, lo de menos es la verdad, aunque sea la buena, lo importante es que un día vieron el mundo juntos, y les pareció que era un mundo mejor al que ahora ven cada uno por su lado, aunque ninguno de los dos para de bailar, a saber si esto es verdad, pero qué importa, lo que cuenta es en quien se piensa mientras se baila con qué más da ... Weltanschauung.

El viajero sólo pensaba en ella … siempre era ella, con diferentes nombres, a veces rubia, pelirroja o morena, pero siempre era ella, inteligente, viajera viajada, políglota, conversadora, bailona, risueña y con muchas vidas vividas, revividas y olvidadas ...

Un día nos creemos en posesión de la verdad, que es una forma de fanatismo, intransigencia, egocentrismo, miedos. Un día unos científicos se reunieron para hablar de la transformación del cerebro para crear una sociedad menos violenta, un día se reunieron en un lugar donde muchas se parecían a ella, pero ninguna era ella ..

Estaban en una taberna alemana y pasaban las cervezas … No era el sitio ideal para hablar de nada filosófico, por eso acabaron hablando de lo menos filosófico que se puede imaginar: el paso del tiempo sobre las verdades del momento.

Decía el viajero que la verdad en griego es “aletheia” y significa "lo que aparece cuando se retira el velo que lo ocultaba", pero se equivocaba, porque la verdad no tiene forma, no se puede ver aunque se retiren todos los velos, la verdad que se ve no es nuestra verdad. 

La verdad que veía el viajero era la traición, la verdad que veía ella era la supervivencia a un mundo de soledad, decepciones, promesas incumplidas, mentiras interesadas, manipulaciones, era eso sencillamente, una forma de sobrevivir cómoda, sin demasiados fastidios. 

Las dos verdades eran la misma verdad y las dos juntas otra verdad con fecha de caducidad, porque las verdades pasan con el tiempo, se hacen viejas … Sólo el amor sigue siempre joven, inalterable, indeformable, lo único que no es indeleble …

Por eso el filósofo le dijo que como siguiese conduciendo mirando por el retrovisor acabaría estrellándose. Bueno esto se lo dijo al final y por otros temas, antes discutieron de esas cosas de las que sólo se puede discutir en la lengua de la filosofía. En la mesa de al lado cantaban, en la de estos gafotas se filosofaba, la misma verdad en una taberna alemana. 

El viajero sólo pensaba en ella … siempre era ella, con diferentes nombres, a veces rubia, pelirroja o morena, pero siempre era ella, inteligente, viajera viajada, políglota, conversadora, bailona, risueña y con muchas vidas vividas, revividas y olvidadas ...